Las nuevas tecnologías han irrumpido en nuestras vidas convirtiéndose en algo cotidiano. Smartphones, tabletas, Smart tv y ordenadores son productos que no faltan en la mayoría de las viviendas ya sea por motivos laborales, académicos o recreativos y entra dentro de la normalidad que los niños, cada vez mas los integren en su rutina diaria.
Todos estos dispositivos electrónicos son unas herramientas de una gran utilidad en nuestro día a día, pero no hay que pasar por alto como crece la dependencia de las nuevas generaciones sobre dichos elementos.
Durante la pandemia y con motivo del confinamiento provocado por el Covid 19 hubo un mas que notable incremento de la necesidad de estos dispositivos en el ámbito educativo, en el Colegio Azorín en el distrito de Hortaleza fueron necesarias varias intervenciones en las que facilitar a algunos alumnos dispositivos para poder asistir virtualmente a las clases que impartían los profesores, sin embargo es significativo que el porcentaje era mínimo en comparación con lo estimado inicialmente.
Todo ello nos lleva a cuestionarnos si es contraproducente el uso de estos dispositivos para los niños y de que manera debemos gestionar el uso de estos.
Cuando nacemos nuestros cerebros se encuentran muy poco desarrollados y es durante los 2 y 3 primeros años cuando se produce un importante cambio en la red neuronal.
Los circuitos que forman toda la red neuronal son altamente moldeables y tienen una gran dependencia de la recepción que tengan de estímulos externos ya sean los besos, cariño, cuidado de los padres, la complacencia de sus necesidades, estímulos lumínicos o auditivos, el lenguaje y el juego.
En los últimos años recientes estudios realizados han demostrado como el uso de estas tecnologías en esa primera etapa de desarrollo cerebral genera problemas tales como déficit de atención, retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje, aumento de la impulsividad, dificultades en el autocontrol entre otros.
Estos dispositivos electrónicos generan una cantidad de estímulos para los que el cerebro del niño no esta preparado y sería mas favorable para el niño participar de juegos libres en los que desarrolle su imaginación o creatividad y la capacidad de solucionar problemas adaptados a su edad.
Actualmente son varias ya las asociaciones de pediatría que están recomendando que se evite todo tipo de contacto de los peques menores de dos años con la tecnología y a partir de esa edad un uso controlado y supervisado por un adulto de un máximo de 1 a 2 horas al día.
Es remarcable que estos dispositivos electrónicos no pueden ser usados como cualquier otro juguete o como una cuidadora de nuestros hijos de manera continuada, que duda cabe que todos alguna vez hemos dejado el móvil al niño para que nos deje comer en un restaurante, o porque estamos en un momento en el que no le podemos prestar la atención adecuada, pero hacerlo de manera abusiva puede ser perjudicial a corto plazo para nuestros hijos.
Es imprescindible el control sobre el contenido que nuestros hijos consumen en estos dispositivos y evitar una exposición a imágenes violentas ya que una visualización permanente de agresividad puede desarrollar miedos y alteraciones emocionales, que le lleven a una normalización de situaciones que no son reales pero que en su vida cotidiana le lleven a resolver sus conflictos de esa forma agresiva.
Por otro lado nos encontramos con un marketing cada vez mas desarrollado, mas enfocado a crearnos una necesidad de consumismo donde realmente no la hay, no necesitas el nuevo modelo de apple para vivir pero su aun no desarrollada capacidad de análisis critico les lleva a sufrir situaciones de incapacidad de aceptación de la frustración que igualmente desembocan en actitudes agresivas o depresivas.
No menos importante es la interiorización de estereotipos sexuales, de formas de vida y modos de comunicación que pueden derivar en un inicio precoz de relaciones sexuales y una perdida de la percepción de los riesgos asociadas a ellas.
En los últimos años se asociado alteraciones posturales y visuales, reclusión, malos resultados académicos y aumento de la obesidad al uso de dispositivos electrónicos.
Hay que aclarar el uso de las nuevas tecnologías no tiene porque ser perjudicial si son usadas con sentido común, dosificando el tiempo de uso y sin eliminar tiempo de otras actividades como la lectura o el juego y la interacción con otros niños de su misma edad.
Es recomendable no usar dispositivos electrónicos durante la hora de la comida y al menos un par de horas antes de irse a dormir (la luz azul de las pantallas actúa como inhibidor de la secreción de la melatonina que es la hormona del sueño) ya que puede producir insomnio.